¿Qué hora es?
…
Este bato, nunca nos deja salir a
tiempo. Llégale, tenemos que regresar de volada.
Entre la una y las dos de la tarde,
oficinistas malpagados, vestidos de traje o ropa casual de marca, aprovechan
sus veinte o treinta minutos de descanso para echarse en la boca cualquier cosa
que encuentren a la mano, contenidos calóricos que les permitan continuar con
su labor hasta las que la tarde comience a morir. Esos minutos sentados en una
cubeta boca abajo, en una barda o de pie, sirven para finiquitar negocios en
negociaciones rápidas pero efectivas, para intercambiar opiniones que no se
pueden expresarse en el muro de las redes sociales o como válvula de escape
para discernir los posibles caminos de la normatividad y la ética laboral. Es
un breve lapso pues inmediatamente deben volver a sentarse en un módulo,
conectarse a un teléfono y sonreírle a un espejo mientras hablan con un posible
cliente.
Buenas. Tres de asada y dos de adobada con
todo por favor.
…
Sí. Gracias. ¿Tiene aguacate?
…
Ok. ¿Qué te dijo entonces?
…
¿No te va a dar permiso? Culero. ¿Qué
vas a hacer?
…
Me da una coca. No. Light.
…
¿Nada más Pepsi? No hay problema. ¿En
serio?, ¿y si te corren?
…
Pásame un pepino.
…
Es capaz. Ya ves que es medio mamón.
Más, échale más. A ver, quítate.
…
No bato, yo no me meto. ¿Qué tal si me
la aplica a mí también? Ya llegué tarde dos veces. Una más y me suspenden. No
le voy a dar motivos. ¿Nada más vas a comer eso?
…
Pide más, yo te invito. Ándale, para que
se baje el coraje.
…
¿Demandar? ¿Neto?
…
No. Cálmate. Deja que se te pase. Me da
otro de suadero, con todo. Ándele, así.
…
¿Dignidad? No mames.
…
¿Qué vas a hacer si te corre? Esas cosas
pasan, mejor espérate. Pásame la sal.
…
No, así está bien. Mejor deme unas
cebollitas jefe. Órale, ¿y qué más te dijo?
…
Pinche mamón. Ni se acuerda de cuando él
empezaba.
…
¿No te la sabes? Era un teto, todos le
hicimos el paro. Le enseñamos cómo hacer las cosas, hasta con sus tareas de la
universidad. Le cubríamos la espalda con los jefes.
…
¡Sí, te lo juro! Pregúntale a quien
quieras. Pero ya ves como son. Nada más se suben a un ladrillo y se aprietan.
Pinches corbatudos. Ahí están en sus oficinitas, en juntitas ejecutivas. Puras
comidas gourmet. Si a ti te han llevado, no te hagas pendejo.
…
¡Por favor! Si aquí le compraba sus
tacos porque no traía ni para tragar. ¡Cómo tú cabrón! Al rato los quitan, los
regresan a donde estaban y no encuentran como acercarse otra vez a la banda.
…
Tú tranquilo hombre, la cosa es aguantar
vara. Ya tendrás tu oportunidad. Hasta te vas a poder desquitar de éste fulano.
Una tortillita por favor.
…
¿Tú crees? Ni pedo, yo que tú me aguantaba. ¿Me
da otra soda?
…
Preferible que te metan la puntita a que
te la dejen ir entera. Al rato nadie se va a acordar y como si nada. Mejor,
¿no? Otros dos de asada. No, mejor una mulita.
…
Como tú veas. Eso de la dignidad no
sirve. Tienes que pagar renta, ¿no? ¿Cómo le vas a hacer?
…
¿No será nada más un capricho?
…
No chilles. Piénsalo.
…
¿Demandar? No inventes. ¿Cuánto vas a
tardar en arreglarlo? ¿Qué te garantiza que puedes ganar? ¿Y mientras? Además
te boletinan y no te contratan en ningún lado.
…
Así te vas quedar vendiendo tacos. No le
muevas, no tiene caso.
…
¿Tiene palillos?
…
Sí, claro, tú estás estudiando y es
temporal. Eso dicen todos. No, yo de aquí no paso, si me corren de aquí, ¿qué?
Ni en el McDonalds me contratan.
…
Órale, cálmate, no te pongas necio
conmigo. A mí qué. Yo no tengo la culpa. Te dije que no le pidieras permiso.
Que llegaras tarde y ya. El jefe a esa hora ni siquiera está en la oficina,
nunca se iba a dar cuenta. Pero no. Que cómo crees, que la responsabilidad y la
ética, que hay que ser ejecutivo, que el jefe entiende que estoy estudiando y
me va a echar la mano. Ahí tienes, por pendejo. Así que ahora no la hagas de
pedo, tú te la buscaste.
…
Si no dejas de estar chingándolo te va a
pasar como a esa pinche mosca. Mira. Esa. Ándele, aplastado.
…
Ya no jodas. Si le sigues por ahí te vas
a poner de a modo. Vas a perder.
…
¿Cómo? ¿Te digo cómo te van a chingar?
Con L U C R E C I A.
…
¿Eso qué? Está prohibido relacionarte
sentimentalmente con compañeros de la oficina.
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Claro, todo mundo sabe. Si hasta el jefe
les tomó fotos besándose.
…
El día del pastel de Enrique. ¿Nada
tonto verdad?
…
Claro que no te iban a decir nada. Esas
cosas se las guardan para ocasiones como esta. Es más, ni siquiera te van a
hacer nada a ti, para que no haya sospecha, la van a correr a ella.
…
Ya no chille, apláquese. ¿Quieres otro?
…
¿Qué hora es? Quedan cinco minutos. Lánzate
al Oxxo por unas galletas y un café. Espérame ahí, mientras pago y te alcanzo.
…
Ándele. Bueno.
…
Sí jefe. Sí, aquí estoy, ya estoy
acabando.
… ¿Quién? Sí, ya se está calmando.
…
No, no va a haber problema.
…
¿Demandar? No tiene ni idea, ni siquiera
ha revisado el contrato colectivo. Ya se lo estoy ablandando, dígale dos tres
cosas y dele un permiso.
…
Ahorita se lo mando.
…
¿Café y galletas? Claro, yo se las
llevo. No se apure, aquí traigo cambiecito.
…
Ándele pues jefecito, ahorita lo veo. Pues
tú verás. Deja compro unas cosas que me encargaron. Acuérdate. No seas
revoltoso. Luego viene la tuya. Si quieres adelántate. Yo mientras veo esto.
¿Cuánto es?
…
Un café americano con crema, galletas
también.
…
Sí, bastante azúcar. Aquí tiene. ¿Me
deja pasar a su baño?
…
Gracias. Aquí le encargo las galletitas.
Páseme la llave.
…
Sí, con permiso. Ahora sí. Aquí le va su
crema de vainilla, mi líder ejecutivo nivel 3, para que siga pasándose de listo
con la banda.